viernes, 22 de enero de 2021

De la furia y la tristeza

 Enero de 2022


                                 De la furia y la tristeza

   En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, a donde quizás los hombres transitan eternamente sin darse cuenta…

   En un reino mágico, donde las cosas no tangibles se vuelven concretas…

   Había una vez…   un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores que existen y donde todas las tonalidades del verde se reflejan siempre.

   Hasta ese estante mágico y transparente se acercaron a bañarse  haciéndose compañía mutua, la tristeza y la furia. Se quitaron  sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.

   La furia, apurada (como siempre está la furia),  urgida sin saber por qué, se bañó con  rapidez y… “más rápido que ligero” salió del agua… pero la furia es ciega o por lo menos, no distingue  con claridad  la realidad, así que, desnuda y apresurada se vistió al salir con  la primera ropa que encontró.

  ¡Y sucedió que esa ropa no era la suya… era la ropa de la tristeza. Y así vestida de tristeza, se fue la furia.

  Calmada y serena, dispuesta, como siempre a quedarse en el luigar donde esté, la tristeza terminó su baño y sin apuro (o sin conciencia del paso del tiempo)… con pereza y lentitud, salió del estanque. En la orilla no encontró su ropa.

   Como sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Por lo tanto se puso la ropa que estaba allí: la de la furia.

    Desde entonces, cuando nos encontramos con la furia (ciega, cruel, terrible y enfadada), si nos tomamos el tiempo y observamos bien,  nos daremos cuenta  de que esa furia que vemos es sólo un disfraz, porque detrás de la furia en realidad… está escondida la tristeza.

 

 

 

 

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