Enero de 2022
A Julia de Burgos
Ya las gentes
murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en
verso doy al mundo mi yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de Burgos.
La que se alza en mis
versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo;
y el más profundo
abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fría muñeca de mentira social,
y yo, viril destello
de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana
hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta; yo no;
que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú eres sólo la grave
señora señorona; yo no;
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.
Tú eres de tu marido, de tu amo;
yo no; yo de nadie, o
de todos, porque a todos,
a todos, en mi limpio
sentir y en mi pensar me doy.
Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el
viento, a mí me pinta el sol.
Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los
prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante
corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.
Tú en ti misma no mandas; a ti todos te mandan;
en ti mandan tu esposo, tus padres, tus parientes,
el cura, la modista,
el teatro, el casino,
el auto, las alhajas, el banquete, el champán,
el cielo y el
infierno, y el que dirán social.
En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se lo debes,
mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor social,
somos el duelo a
muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes
corran alborotadas
dejando atrás cenizas
de injusticias quemadas,
y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra
todo lo injusto y lo inhumano,
yo iré en medio de ellas con la tea en la mano.
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