Revisado enero 2022
1. La estrategia de la distracción. El elemento
primordial del control social es la distracción, consiste
en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los
cambios decididos por élites políticas y económicas, mediante la técnica
del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones
insignificantes. Esta estrategia es indispensable
porque impide al público interesarse en los conocimientos esenciales, en el
área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la
cibernética. Mantener la atención del público distraída, lejos de los
verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia. Mantener al
público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales. (Cita del texto “Armas silenciosas para guerras
tranquilas”).
2. Crea problemas
y después ofrece soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un
problema, una “situación” para causar cierta reacción en el público, a fin de
que éste sea el demandante de las medidas que se desea obligar a aceptar. Por
ejemplo: dejar que se intensifique la violencia urbana, u
organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de
leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear
una crisis económica para obligar a aceptar como un mal necesario el retroceso
de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La
estrategia de la gradualidad. Hace que se acepte una medida al aplicarla gradualmente, a cuentagotas,
por años consecutivos. De esa manera, condiciones socio económicas radicalmente
nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990:
Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios
que no aseguran ingresos decentes, cambios que hubieran provocado una
revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4. La
estrategia de diferir. Otra manera de obligar a aceptar una decisión impopular es presentarla como “dolorosa y necesaria”,
obtiene la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil
aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo
no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la
tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejor mañana” y que el sacrificio exigido
podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y aceptar con resignación cuando llegue.
5. Dirigirse
al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso,
argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la
debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un
deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se
tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una
persona como si ella tuviese 12 años o menos, entonces, por la
sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o
reacción también desprovista de un sentido crítico, como la de una persona de
12 años de edad o menos. (Ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.
6. Utilizar el
aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es la técnica clásica para
causar un corto circuito en el análisis racional y finalmente al sentido crítico de los
individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de
acceso al inconsciente para implantar o insertar ideas, deseos, miedos, temores, compulsiones, o para inducir comportamientos…
7. Mantener al
público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y
los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la
educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y
mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre
las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca
imposible de alcanzar para las clases inferiores. (Ver: “Armas silenciosas para
guerras tanquilas”).
8. Estimular
al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a
crer que es “moda” el hecho ser estúpido, vulgar e inculto.
9. Reforzar la
autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él, el culpable de su desgracia, por causa de la
insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así,
en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se culpa, lo
que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su
acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a
los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años,
los avances acelerados de la ciencia ha generado una creciente brecha entre
los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes.
Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema”
ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física
como psicológica. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de
lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos,
el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor
que el de los individuos sobre sí mismos.
El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento.
"Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el
terror. Haga circular esta información”. Rodolfo Walsh
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